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Está claro: el arbitraje español, en cuanto a su dirigencia, necesita un cambio radical de rumbo. Grandes árbitros como Jesús Gil Manzano están lejos de su nivel por el estado de nervios que se refleja desde arriba.
En España se maneja mal el VAR (no hay libertad para el árbitro de campo, pues si le llaman, está condenado a hacerle caso al VAR); el reglamento no se interpreta bien, pues el VAR sentencia en base a fotogramas (v
no en base a una interpretación lógica del juego; y la cúpula arbitral de nuestro país, como siempre pasó, por otra parte, es jerárquica y autoritaria: ‘si no se hace como yo digo, no asciendes’.Y es una pena, ya que creo que el nivel individual del árbitro español es de los mejores del mundo. Sólo hay que ver la cantidad de partidos internacionales que dirigen y los numerosos llamados que llegan desde Federaciones de fuera.
El último será hoy mismo. Martínez Munuera estará en el campo y Soto Grado en el VAR del polémico Olympiacos-Panathinaikos de Copa griega en Atenas. 1-1 en la ida… y los colegiados españoles dirigirán esta caliente vuelta. Curiosamente, Soto Grado se ha destacado como posible árbitro principal del derbi del Bernabéu del sábado. No pueden ser muy buenos para Grecia… y muy malos para España. Algo pasa, pues.
Y pasa que no hay tranquilidad en la cúpula. El arbitraje español necesita un cambio radical: ser un cuerpo independiente de la Federación; purgar el caso Negreira; mejorar la imagen del gremio… y nombrar un nuevo líder adecuado, o sea, Antonio Mateu Lahoz.