
corría el minuto 35 de la primera mitad en el campo de Montívili y hubo que detener el juego. Dos jugadores: Gayà e Iván Martín se dolían en el suelo. El local se levantó rápido, pero los gestos de preocupación se empezaron a ver claros en algunos jugadores del Valencia.
Enzo Barrenechea, el argentino cedido por el Aston Villa, fue el primer en percatarse de lo que estaba sucediendo y llamó rápidamente a los doctores del equipo blanquinegro. Al capitán se le había dislocado un dedo de la mano. En concreto el corazón de la mano izquierda. Tal era el estropicio que se le quedó prácticamente en ángulo recto. Los doctores acudieron a la zona y sobre el mismo césped recolocaron el dedo del capitán que realizaba claros gestos de dolor. Un pequeño retoque, cinta para juntar los dedos y a jugar.
Pero con lo que se está jugando el Valencia para sacar a Gayà del campo en un partido tan trascendental hacía falta mucho más. El lateral apretó los dientes y no solo llegó al descanso sino que saltó al campo en la segunda mitad y terminó el partido colaborando en el punto logrado por el Valencia en terreno del Girona.