
El mallorquinismo siempre recordará el 6 de abril de 2024. Más de 20.000 aficionados hicieron lo imposible por vivir una final de la Copa del Rey 21 años después. Viajaron de todas las formas posibles para poder estar en la capital hispalense: por tierra, mar y aire y lograron el mayor desplazamiento de la historia de la entidad. Nadie olvidará ese día aunque el Athletic se llevara el título en los penaltis.
Es cierto que se perdió en el campo desde los 11 metros, pero nadie quitará la emoción de vivir un día especial que quedará grabado en la retina de todos los que pudieron asistir. Desde las horas previas se vivió una fiesta en el centro de Sevilla, a pesar de ser claramente muchos menos que los aficionados vascos. En cierta manera, ese movimiento de gente ya supuso ganar sobre todo a largo plazo, y luego en la Fan Zone se disfrutó de una fiesta absoluta.
El equipo de Javier Aguirre cumplió con su cometido a las mil maravillas. Se adelantó en el marcador con un gol de Dani Rodríguez e hizo soñar, todavía más, a su hinchada. Los pupilos de Valverde empataron, pero los bermellones aguantaron bien las embestidas y lograron después de 120 minutos un empate que los llevó a los penaltis, que cayeron cruz. Toda la afición guarda un bonito recuerdo a pesar de la derrota porque sintió orgullo de su equipo, aunque sea una herida que todavía no está cicatrizada.
Un año después
El Mallorca, ya de la mano de Jagoba Arrasate, ha cumplido el objetivo de la temporada con dos meses de adelanto, que no era otro que una salvación sin urgencias. Después de ganar al Espanyol el 15 de marzo se alcanzó los 40 puntos, una cifra que otorga virtualmente la salvación un año más. Las expectativas para clasificarse a Europa se dispararon y la derrota de ayer contra el Celta en casa por 1-2 supuso un jarro de agua fría más que por el tropiezo en sí, por las formas sin un equipo que arrinconara a los celestes en los últimos minutos.
El objetivo está cumplido o casi. Los bermellones pelean por Europa porque, en el peor de los casos, acabarán la jornada a un punto de los puestos que dan acceso a las competiciones continentales. El club palmesano tiene un calendario difícil con tres partidos en casa y cinco salidas, pero la realidad es que están en la terna y muy mal tienen que ir los siguientes encuentros como para desengancharse de la terna. Un año después de La Cartuja, el Mallorca sigue mejorando a pesar de la segunda parte de olvidar ante el Celta.