“Nos costó mucho convencer a Layhoon”, cuentan en el Valencia al recordar la propuesta de no ampliar el número de abonados en la campaña de abonos del verano pasado. Con la disminución de beneficios por competiciones y de televisión el club necesitaba encontrar ingresos debajo de las piedras. La decisión -que fue muy criticada en cuanto se hizo pública sobre todo por el aumento del precio de los abonos- salió redonda. Porque el club redujo su masa de abonados a 37.000 – fueron 2.100 aficionados que decidieron no renovar– que se consideraba una cifra razonable para ejecutar el plan de aumento de ingresos con la venta de entradas sueltas.
Esta semana está previsto anunciar la nueva de campaña de abonos para la temporada 2025-26 y el plan es justo el contrario. El club tiene decidido volver a abrir un plazo de nuevas altas, con la idea de rondar los 40.000. Por dos motivos: en primer lugar, porque según los estudios que maneja el club, la venta de entradas sueltas no va a disminuir mucho. Y en segundo, porque se entiende que el Valencia debe ir aumentando su masa social ante el traslado a un estadio mucho mayor previsto para verano de 2027.
Lo cierto es que medida de la temporada pasada era arriesgada. Por un lado, era lógico interpretar que el club cambiaba ‘fieles’ por ‘clientes’ a los que era fácil de identificar en la grada, y de manera recurrente en las primeras filas del perímetro del estadio. Y luego, había que calibrar cómo la venta de entradas partido a partido incrementaba la facturación por ticketing. Según algunos datos que facilitó el club el curso pasado, el precio medio de un partido con abono era de 22,9 euros. O lo que es lo mismo, por la venta de abonos del curso pasado, el club ingresó, redondeando, 16 millones de euros. Con esa cifra ya se contaba una vez que el club supo que habían renovado 37.000 personas y que no se ampliaba el cupo.
El Valencia cerró la temporada 2024-25 con una asistencia media de 43.318 espectadores por partido, una cifra buenísima, según los datos del propio club de Mestalla. Esto quiere decir que hubo una venta media de entradas de más de 6.000 por partido. Además, habría que añadir las entradas de ‘Asiento libre’ (los abonados que liberan su butaca para un partido específico para que club disponga de ella a cambio de descuentos). ¿Y cuál era el precio medio de la entrada por partido? Esto es más difícil de comprobar, porque el club modernizó su taquilla en línea para establecer precios dinámicos en función del rival, de las entradas restantes y de la proximidad temporal del partido. Tras haber hecho diferentes consultas en diferentes partidos (con rivales de distinto nivel) el precio medio de la entrada suelta rondó los 50 euros. Esto quiere decir que, sin contar el Asiento Libre, el Valencia ingresó más de 6 millones de euros por la venta de entradas en taquilla (un 28% del total de ingresos por ticketing).
El plan del Valencia para la temporada que viene es aumentar la facturación por la venta de abonos, lo que permitirá un campo lleno de valencianistas en todos los partidos. Y a la vez, que no se resienta la venta de entradas sueltas –si se mantiene la tendencia de los tres últimos cursos-. En el club sostienen que de las más de 6.000 entradas que se venden por partido no todas corresponden a turistas o curiosos. Sino también a valencianistas que, por algún motivo no han podido o no han querido abonarse, y sobre los que poder sembrar la opción de convertirlos en abonados en un estadio mucho más grande a partir de 2027.
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