
No transcurren buenos tiempos en Mallorca en lo que a fútbol se refiere, por lo menos en lo que respecta al primer equipo de la isla. Durante este parón internacional, el equipo tendrá tiempo para reflexionar y descansar antes de intentar darle la vuelta a una situación preocupante, sobre todo a nivel clasificatorio, donde ocupan la última posición de la tabla. Ese es el factor más notorio y extraño en el club, una losa para los de Arrasate, que no se producía desde el 26 de mayo de 2013, cuando el Mallorca finalizó la jornada 37 de liga en la última posición tras empatar a 0 contra el Atlético de Madrid, año en el que los bermellones descendieron a segunda división, concretamente en la jornada siguiente.
Ni punto de comparación, además, con la temporada pasada, cuando a estas alturas el equipo se encontraba en 6ª posición con 14 puntos, 9 más que ahora. Pero del pasado no se vive, pensarán en la isla, sino del presente, y el presente marca que las cosas marchan realmente mal.
Los motivos pueden ser de diversa índole, aunque, por supuesto, muchos tienen que ver con la parcela deportiva en el más estricto sentido de la palabra. Sobre el césped, Jagoba Arrasate está en el ojo del huracán y en el centro de muchas miradas, no está sabiendo dar con la tecla ni con el dibujo, a medio camino entre la defensa de 4 y de 5, ni con el rendimiento de su equipo, que solo ha sumado 5 puntos de 24 disputados, dato esclarecedor a la par que preocupante.
El rendimiento de los fichajes es cuestionable
Sin embargo, otro centro de muchas miradas es también la parcela deportiva, esta vez no el tan estricto sentido de la palabra, sino en las oficinas de Son Moix, donde el CEO de fútbol del Mallorca, Pablo Ortells, sale a la palestra. En el partido más importante de la temporada hasta la fecha por ser, a priori, contra un rival directo del Mallorca como es el Deportivo Alavés, Jagoba Arrasate, no alineó a ninguna de las caras nuevas de esta temporada y, es que, el rendimiento de los fichajes es, cuanto menos, cuestionable, a la par que su enfoque.
La calidad de Pablo Torre está fuera de toda duda, pero su encaje en el equipo no, hasta la fecha se le ha visto más implicado en tareas defensivas que en merodear área contraria. Jan Virgili si que ha aportado algo más de rendimiento, aunque analizando fríamente su hora aproximada de juego con la elástica bermellona, solo se pueden rescatar sus minutos contra el Atlético de Madrid, que no es cualquier rival, donde su participación se tradujo en rescatar un punto a base de dar una asistencia y revolucionar por completo el partido. Mateo Joseph cuenta bastante para Jagoba Arrasate, pero su presencia no se traduce en números, Bergstrom, está claramente a la sombra de Leo Román y Kumbulla es el fichaje más acoplado al club. Por lo que la pregunta que sobrevuela el ambiente es clara ¿Se le han proporcionado al técnico de Berriatúa las suficientes armas?
Siguiendo con el presente; este miércoles el primer equipo se ha entrenado por la mañana en Son Bibiloni, todavía con las bajas de “el trío de los isquios” compuesto por Asano, Mascarell y Kumbulla, todos ellos lesionados del mencionado músculo, pero con menos internacionales de lo habitual, precisamente por las lesiones de Mascarell y Kumbulla, con tan solo 4 ausencias: Muriqi, Mojica, Bergstrom y Jan Virgili, que sigue disputando el mundial sub-20.
El Sánchez Pizjuán como escenario para resucitar
Cabe destacar que la convocatoria de Muriqi con Kosovo tiene una especial relevancia al estar ante la oportunidad única de clasificar al país a un mundial, donde el siguiente escollo lo tienen este viernes ante Estonia.
Mañana los de Arrasate se ejercitarán por última vez esta semana sobre el césped de Son Bibiloni antes de descansar hasta la semana que viene, período no sólo para reponer fuerzas a nivel físico, sino también a nivel mental. Seguro que, sobre todo el técnico vasco, tiene ganas de que el balón vuelva a rodar. La próxima vez que lo haga para el conjunto mallorquín será en el Sánchez Pizjuán, donde buscarán cambiar la dinámica y olvidarse de la última posición que no ocupaban desde hace más de una década. Un panorama complicado que veremos a ver si acaba teniendo algún damnificado, aunque, de momento, la calma busca abrirse paso en el nerviosismo y la incertidumbre que atesora la isla.
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