
Se acabó el peor año del Sevilla en el siglo XXI. La devaluación progresiva que sufre el cuadro nervionense no se notó en el Santiago Bernabéu, donde logró cuajar una actuación notable. Sin embargo, sus defectos de casi siempre le impidieron llevarse un resultado positivo contra una de las peores versiones que se recuerdan del Real Madrid. Incluso siendo superior al rival se fue de vacío; aunque compartan campeonato, compiten en ligas muy distintas. La diferencia de entidad y de pegada decidió un duelo que, al menos, invita al optimismo.
Matías Almeyda decidió mantener el esquema 3-5-2 que le viene funcionando al Sevilla en las últimas jornadas. El argentino antepuso la experiencia de Marcao y Suazo al buen momento de Castrín y Oso. Además, juntó a Carmona con Juanlu en el carril diestro para frenar a un Vinícius, que pasó completamente desapercibido.
El Sevilla quiso tener más la pelota con el objetivo de atraer la presión del Madrid y atacar con más espacios. Así llegó su primera ocasión: a los cinco minutos, un pase magistral de Alexis dejó a Isaac solo ante Courtois, pero la vaselina del lebrijano se marchó fuera. El día que cumplía 100 partidos en LaLiga, el chileno realizó su mejor actuación como sevillista: se ofreció continuamente a sus compañeros, dio desahogo con balón, hizo gala de su gran visión de juego y ayudó en la presión y en la resta.
Al no aprovechar sus jugadas de peligro, el Sevilla le dio vida a un flojo Madrid. Marcao cometió una falta absurda en la banda que terminó en gol de Bellingham. «Lo hicimos bien ante un rival que tiene en sus líneas a jugadores impresionantes. Les bloqueamos y tuvimos nuestras acciones. En algún momento se concretarán. El Madrid siempre marca diferencias», declaró Matías Almeyda, que fue expulsado al descanso tras quejarse al árbitro por una patada de Rodrygo a Marcao, que bien pudo merecer la segunda tarjeta amarilla para el madridista.
Errores individuales
En la segunda mitad, el Sevilla mejoró al ritmo que marcaba Alexis, frente a un Madrid pasivo en la presión y silbado por su público. Isaac perdonó dos veces más ante Courtois, que tuvo que remangarse para evitar el empate. Cuando mejor estaban los hispalenses, Marcao entró a un rival como un tren de mercancías en el centro del campo, en una jugada sin sentido que le costó la expulsión. Su falta de control y su exceso de riesgo volvieron a penalizar a su equipo.
Aun con un futbolista menos, el Sevilla superó al Madrid en muchos momentos. Si Courtois fue el mejor de los locales, Vlachodimos lo fue para los visitantes. El griego mantuvo a los suyos en la pelea con seis paradas, dos de ellas especialmente meritorias. Poco a poco, el desgaste provocó los habituales fallos de concentración, como el penalti infantil de Juanlu sobre Rodrygo que convirtió Mbappé. Una pena por el carrilero, que hasta entonces estaba teniendo una buena noche.
El resultado final entre Madrid y Sevilla no reflejó tanto lo que sucedió en el césped, pero sí la calidad de cada uno. Almeyda le sigue sacando petróleo a una plantilla muy limitada, acumulando los mismos puntos que a estas alturas de la temporada anterior, mientras que el sevillismo espera que el 2026 traiga un cambio de rumbo en la entidad. Esta vez, al menos su equipo compitió en un escenario complicado y dio algunos motivos para el optimismo.
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