Se habla y se seguirá hablando por varios días de la derrota de Argentina por 2-1 contra Arabia Saudita, el primer batacazo del Mundial de Catar 2022.
Y el dato que puede ser sal a la herida del equipo de Messi es que el verdugo fue un equipo menor al menos en su nómina, que no tiene un solo jugador estelar y que además llegaba a esta cita armado con un utilitario para competir contra un Ferrari. Y ganó. A los argentinos, dirían ellos mismos, se les escapó la tortuga.
El dato del equipo de Herve Renard es demoledor: ni uno solo de los 26 citados juega fuera de su liga, la Saudi Pro League, de un nivel menor y donde, entre otras cosas, hoy juega el arquero de Colombia, David Ospina. ¿Más contraste? 24 de los 26 llamados por Scaloni están en ligas europeas de primer nivel.
Y un detalle más: Al-Hilal es el equipo que más aporta a la selección saudí con 12 representantes, 9 de los cuales fueron titulares. ¿Su entrenador? Ojo espía: Ramón Díaz, histórico argentino. De ese equipo es el autor del golazo que sentenció a los argentinos, Salem Al Dawsari, un héroe que además es compañero del colombiano Gustavo Cuéllar.
Sí, el rival era menor. Y eso hace más dolorosa la sorpresiva caída argentina en el debut mundialista. El paso en falso servirá en la medida en que pueda levantarse el grupo a tiempo. Ahora eso también juega en contra.