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Casi todo el mundo podía prever que no iba a ser una temporada fácil en el Sevilla. Sin embargo, más allá de la crítica y las sensaciones futbolísticas, en verano la mayoría de su afición hubiera firmado ver a su equipo en la situación clasificatoria en que se encuentra a estas alturas de campeonato. Esas mismas razones seguramente puedan ser también a las que se ciñan los más pesimistas. En el momento en que parece que los hispalenses van a dar ese pasito más que pide su entrenador, llega el tropiezo. De igual forma, cuando todo indica que se esfuma cualquier objetivo que no sea la permanencia en LaLiga, salvan la papeleta. Mientras tanto, aguantan el tipo en su pelea constante por escapar de la mediocridad y continuar su crecimiento deportivo.
Este Sevilla sigue sin convencer a nadie, pero es capaz de hallar argumentos para no hincar las rodillas. Así lo demostró ante el Rayo Vallecano. En un partido gris ante un rival correoso y con mucha personalidad, el cuadro sevillista cuajó una primera parte más que aceptable. En las últimas semanas, ha encontrado un pozo de petróleo en su banda izquierda con la sociedad entre Pedrosa y Rubén Vargas, si bien suele agotarse pronto con el paso de los minutos. No es casualidad que la llegada del extremo suizo coincida con la mejora de su compatriota Sow, que se está consolidando como el cerebro de la medular.
Ante la tesitura de una parcela defensiva donde se nota demasiado la juventud, Nyland debe hacer valer su veteranía. El portero noruego sostuvo al Sevilla frente al Rayo con paradas increíbles, especialmente tras el descanso, además de iniciar el contraataque que propició el gol del empate. Dejó atrás su fallo contra el Mallorca y se redimió gracias a una actuación soberbia. «Hoy ha estado espectacular, me alegro mucho por él porque se lo merece. Este es el nivel que tiene», dijo García Pimienta después del choque. Esta vez el técnico catalán sí agotó los cinco cambios que demandaba su afición. Obró con valentía en las modificaciones para alterar el curso de un segundo tiempo muy pobre. Quien no arriesga no gana, en este caso no empata.
Una vez examinados los motivos por los que este Sevilla sigue más cerca de Europa que del descenso, tenemos que hablar de milagros, pues todo el castillo se derrumbaría si no fuera por su talismán. Otra jornada más, cuando el equipo está contra las cuerdas aparece Lukébakio. Su undécimo gol fue el enésimo ejemplo del talento que atesora este futbolista, que inventa ocasiones de la nada incluso en sus peores días. De no ser por el belga la temporada sería muy diferente. El Sevilla escapó vivo de Vallecas, aunque con el calendario que tiene por delante, tendrá que mejorar mucho si quiere seguir agarrándose a sus opciones europeas.