
El Espanyol buscaba nuevos héroes. Tras la marcha de Joan García, el RCDE Stadium necesitaba saber quién iba a dibujar sonrisas en las caras de los aficionados esta temporada. Y se encontró, de primeras, con un alegrón. La remontada ante el Atlético de Madrid fue el primer día de Dmitrovic en la portería blanquiazul y de Miguel Rubio en el centro de la zaga. Y los dos, junto a Pere Milla, terminaron la noche a hombros.
El once de Manolo González era difícil de acertar dado las múltiples operaciones que ha realizado la dirección deportiva perico este verano. Una de las grandes incógnitas era conocer quién iba a ser el guardameta titular y encargado de sustituir a Joan García bajo los palos del RCDE Stadium. Manolo González finalmente se decantó por el serbio, que debutó en partido oficial con la camiseta del Espanyol. La duda estaba entre la experiencia del que fuera portero del Leganés, con muchos partidos a sus espaldas en nuestra Liga, o la juventud y la apuesta por la cantera con una figura como la de Fortuño, una de las promesas de la cantera blanquiazul.
A lo largo de la pretemporada, ambos partidos habían compaginado partidos y se habían repartido titularidades. Igualdad de minutos para ambos a lo largo del verano. Cierto es que la titularidad de Dmitrovic en el último encuentro del verano y más exigente ante el Newcastle indicaba que esa podía ser la apuesta del técnico del Espanyol esta temporada.
También brillaron y salen felices del debut los dos goleadores: Miguel Rubio y Pere Milla. El central disputaba su primer encuentro con la blanquiazul y el centrocampista dejó un golazo de impresión para opositar a más minutos esta temporada: “Busco que vaya al segundo palo. Sale perfecta. Con el Elche metí uno parecido. Se me da bien esa portería. Empezamos con buen pie pero esto es muy largo, ya lo vimos el año pasado, nos salvamos el último día”.
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