El Valencia organizó un baño de masas en Mestalla como en los mejores tiempos. El club abrió las puertas del coliseo centenario para presentar a sus nueve refuerzos de la temporada. Casi 10.000 personas llenaron la grada de tribuna -algunos haciendo cola desde varias horas antes de la apertura de puertas- para recibir a los fichajes de la temporada 22-23 y dedicarles los primeros aplausos.
Los jugadores fueron apareciendo por el túnel de vestuarios en el orden en el que se habían ido incorporando al club este verano, salvo en el caso de Edinson Cavani, que fue el antepenúltimo en firmar, y el último en saltar al césped con el aumento considerable de decibelios. El sonido en la grada era como el del un día de partido. Hugo Duro -fichado en mayo al ejercer la opción de compra con el Getafe-, Castillejo, Samuel Lino, Nico González, Cenk Ozcacar, André Almeida, Ilaix Moriba, Kluivert y el delantero uruguayo fueron recibiendo las ovaciones más o menos atronadoras dependiendo de su ascendencia o de la intervención en el micro del speaker del club.
Moriba, que ya estuvo cedido el curso pasado, se metió a la gente en el bolsillo al referirse a la temporada anterior: «Tenemos una deuda con la afición del año pasado y vamos a intentar saldarla. Es una alegría volver de nuevo a Mestalla«. Autocrítica y declaración de intenciones, todo en uno.
El último en llegar, Justin Kluivert, se refirió a su padre, Patrick, que también vistió la camiseta blanquinegra y expresó el deseo de competir lo antes posible: «Estoy deseando empezar a jugar en el equipo».
Pero fue Cavani el que, como se esperaba, se llevó todas las atenciones. Desde que salió su imagen en los videomarcadores hasta que apareció él por el túnel de vestuarios: «Espero devolverles todo este cariño dentro del campo para poder festejar puntos», expresó a modo de deseo, pero casi no le dejaban hablar los aficionados. Cánticos de «¡Cavani, Cavani!» y «¡U-ru-gua-yo U-ru-gua-yo!» Se convertían en un eco ensordecedor desde la grada hasta el césped. Cartulinas con mensajes de cariño y banderas de Uruguay decoraban las primeras filas de la tribuna, de los que, seguramente habían hecho cola durante más de cuatro horas para acceder los primeros a Mestalla.
El delantero uruguayo fue el último en abandonar el césped y, mientras sus compañeros, vestidos de paisano, ya enfilaban la salida con sus acompañantes, él se acercó a la grada a firmar autógrafos y hacerse fotos con los aficionados que se lo reclamaban. El delantero acabó la tarde haciéndose fotos con su familia en el césped de Mestalla.
Hubo exhibición por parte de los futbolistas, vestidos con la primera equipación, pero también mostraron sus mejores armas los aficionados. Primero, con un clásico cántico de los partidos «Mestalla se pregunta», al son del speaker y, para finalizar, con el himno regional, que suele ser un momento de máxima exaltación en los partidos y que ahora se está empezando a entonar, en su estrofa final, antes de los encuentros.