Estaba siendo un derbi de lo más tranquilo. Sin goles, sin apenas oportunidades y con los silbidos a Joaquín cuando saltó al césped a pocos minutos del final como único asunto especialmente reseñable. Pero cuando el encuentro parecía encaminarse hacia un desenlace poco habitual en estos duelos de altísima tensión, una jugada junto a la zona de banquillos provocó que todo saltara por los aires.
Después de que su equipo perdiera un balón y para evitar una contra del Sevilla, Miranda entró con una fuerza absolutamente desproporcionada a Jesús Navas, que como él, acababa de satar al césped. Su acción no solo fue peligrosísima, con los tacos por delante, sino que impactó de lleno en la pierna derecha del lateral de Los Palacios, dejándole la marca en la pierna y dando pie a una importante tangana.
Técnicos y suplentes de ambos conjuntos se encararon en la banda mientras los futbolistas que estaban sobre el césped se empujaban unos a otros. Gil Manzano reaccionó rápido mostrando la cartulina amarilla al lateral bético, pero fue advertido rápidamente por el pinganillo por su asistente en el VAR, Medié Jiménez, para que revisara la acción en el monitor a pie de campo.
El colegiado extremeño se apresuró a ver la repetición de lo ocurrido y rápidamente corrigió su decisión inicial, mostrándole la roja directa a Miranda. El de Olivares, sorprendentemente, había sido suplente de inicio y, perdió los papeles con una entrada durísima que afortunadamente no lesionó a Navas, alteradísimo en la banda a apenas 10 días de la final de la UEFA Europa League.
El cortocircuito de Miranda, que le costará como mínimo un partido de sanción, veremos si no son más, a punto estuvo de costarle muy caro a su equipo. Los verdiblancos tuvieron que jugar con un futbolista menos el último tramo del partido, más el añadido, de siete minutos, viéndose obligado a achicar balones en su área para conservar un punto que les acerca muchísimo al objetivo de los puestos europeos.