Sería un disparate no reconocer lo mucho que ha avanzado la Liga en los últimos años en cuanto a su estabilidad económica, su proyección internacional y en mejorar su producto, pero la Premier sigue mirándola por el retrovisor, probablemente a menor distancia. Ni siquiera una década con la dicotomía Cristiano Ronaldo-Messi logró el sorpasso.
Con un afán constructivo, creo que hay tres ejes que po
drían acortar más esa distancia: la verdad, la ilusión y la tradición. El orden es indiferente.
La verdad tiene que ver con la manera de televisar los partidos. La realización nos muestra una historia, más allá del número de cámaras, que ahonda en el contexto. Por ejemplo, si Ten Hag está cuestionado en el Manchester United y los
reds
reciben un gol, veremos por supuesto la repetición del mismo desde varios ángulos, pero se recrearán en la reacción del entrenador neerlandés, en la del dirigente que tiene que tomar la decisión sobre su futuro y en la mirada perdida del capitán como metáfora de casi todo. Importa más la verdad que proteger el producto y a sus dirigentes, asumiendo las llamadas incómodas que vayan a hacer durante la semana. Igual tiene más interés que ver al narrador cantando el gol.
Uno de los motores del fútbol es el ‘
non playing time
‘, o sea toda la conversación que se genera alrededor de los equipos, que son los que tienen seguidores, más allá de las polémicas arbitrales.
La ilusión, si no eres el Girona, tiene que ver con los fichajes, con la manera de mejorar tu plantilla, de imaginar a tal o cual estrella con la camiseta de tu equipo. Estrujar el ‘
fair play
financiero’ ha hecho más viables las economías de los clubes, pero también ha difuminado la ilusión de los aficionados, por no poder soñar en grande. En fútbol no existen sueños menores.
El ‘
Boxing Day
‘, que he tenido la suerte de vivir como aficionado junto a mi hijo, es una maravilla.
Acercar el fútbol a las familias, en una tradición que supera el siglo, y aprovechar las vacaciones navideñas para potenciar y promover tu campeonato, certificando al campeón de invierno, es diferencial y replicable…
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