El Sevilla anunciaba la contratación de Quique Sánchez Flores a una semana justa del día de Navidad. Cogió las riendas del conjunto nervionense un 18 de diciembre para estrenarse al día siguiente en Granada, en uno de esos partidos que había que ganar para salir del pozo. Empezó con buen pie Quique, aunque después llegase un tramo de dudas importantes, con cuatro derrotas consecutivas en Liga (sin caer en descenso), pero con el caramelito de pasar rondas en la Copa del Rey, hasta que en cuartos de final le tocaba despedirse de otra competición en el Metropolitano. Ya sólo le queda LaLiga. 13 partidos en el torneo doméstico donde seguir sumando para que el último mes no sea dramático. El ocho de 12 del último mes ha catapultado a los andaluces lejos de la zona peligrosa, gracias también a esa inercia medio destructiva de los tres de abajo, que no suman ni por asomo. Siete puntos sobre la zona de descenso, la mejor clasificación numérica del Sevilla desde que se metiese peligrosamente en el vagón de cola.
Los dos meses con Quique han dado para mucho. El tiempo no ha pasado deprisa. Cogió a un equipo que no conocía la victoria en Liga desde septiembre (tres meses sin ganar) para levantar la moral a las 24 horas de ponerse el chándal. Cosas del fútbol. Siempre ha mantenido un discurso prudente y de psicólogo. Sabe lo que es que un gigante como el Sevilla esté en una situación de vida o muerte. Necesitaba que el grupo recobrase una confianza olvidada. En eso ha basado su trabajo. Primero el aspecto mental, para dotar posteriormente al grupo de herramientas sobre el campo para sumar puntos, tomando decisiones importantes en cuanto a los jugadores con los que quería contar. Y con los que no.
Sistema de juego
Ha optado, como Diego Alonso en su último tramo, por jugar con cinco atrás, aunque más asimétrico. Ve que el equipo no tiene calidad física para aguantar sólo con cuatro y que jugadores de peso se sienten más cómodos estando protegidos. Como en Mestalla en la última jornada, lo principal es mantener la portería a cero. Así sumas uno. Si después tienes acierto, llegan las victorias. Tres en Liga y dos en Copa (5), por las mismas derrotas entre las dos competiciones. Más dos empates. 11 de 27 en Liga. No es mucho, pero con la dinámica de los rivales, parece un tesoro. Para la medular quiere hombres con piernas. Que presionen, ayuden en tareas defensivas y le metan ritmo al encuentro. Ida y vuelta. Para eso hacen falta pulmones. Y arriba, dos puntas. Con la vuelta de En-Nesyri las amenazas se han multiplicado. Un sistema que el equipo ha acogido con gusto. Se están haciendo a él.
Decisiones de entrenador
No le ha temblado el pulso a Quique a la hora de decirle a Rakitic que no estaba capacitado para darle lo que necesitaba el equipo. El croata se marchó. También ha dejado la actitud de Rafa Mir y Januzaj en evidencia. Y sigue apostando por la cantera. Isaac Romero le ha devuelto en el campo una confianza casi ciega. Lo mismo que Kike Salas. Quiere ir con ellos a la guerra y los pone de ejemplo al resto de los compañeros. También ha recibido hasta tres fichajes en enero. No se ha casado con ninguno. Aunque pueda el director deportivo no comprenderlo, Quique hace su camino. Va por libre en su elección, sin dejarse llevar por corrientes de club o externas. Esto ha provocado que estos dos meses no sean tan llevaderos. Aun así, no ha cambiado un ápice.
Futuro en el banquillo
Quique tiene firmado hasta 2025. El Sevilla se sentó con él desesperado. Se trataba de su tercer entrenador en cinco meses de competición. No es sencillo sentarse en una silla eléctrica. El madrileño pidió año y medio. Poder empezar un proyecto de cero. En Nervión ahora no quieren pensar en más allá del siguiente partido, aunque llegará el momento, si el equipo se salva con tranquilidad, de pensar en el futuro y de si es Quique el hombre indicado. No se van a atar sin estar convencidos. No van a repetir el error de Mendilibar o Lopetegui, continuando relaciones que, por un motivo u otro, no deben prolongarse. Los ciclos duran lo que duran. Quique está sacando al Sevilla del pozo. A su modo. Pasito a pasito. Muy cortos. El Sevilla deberá responderse la pregunta si ese es su camino para el curso venidero.