Sandoval, el suplente del suplente con ‘estrella Michelín’ al que se aferra Granada: del ‘Tamudazo’ 2.0 al milagro de Córdoba

Y al 628º día, volvió José Ramón Sandoval. El irreverente técnico madrileño toma las riendas del Granada a falta de 10 jornadas y con un reto mayúsculo: mantener al conjunto nazarí en LaLiga EA Sports quedando 30 puntos en juego y con una desventaja con respecto a la permanencia de 13.

Un reto que puede parecer una locura pero que no es, para nada, algo desconocido para este madrileño de 56 años que empezó a los 28 dirigiendo al CD Humanes de la capital, pasando después por Parla, Pinto, la selección madrileña y los filiales de Getafe y Rayo. Con cuatro hermanos en casa -uno de ellos el famoso chef de dos estrellas Michelín, Mario Sandoval-, José Ramón tenía muy claro desde sus inicios que entrenaría en la máxima categoría, un premio que le llegó hace más de una década.

Tomó las riendas del primer equipo rayista en la 2010-11 y, en su estreno, le devolvió a Primera división ocho años después de una crisis sin precedentes del equipo del barrio, con cuatro temporadas en Segunda B de por medio. Una hazaña que catapultaría la carrera de José Ramón, quien a partir de la temporada siguiente comenzaría asumir el rol de entrenador milagro. Más aún tras el ‘Tamudazo’ de Vallecas, con un gol del exinternacional español en el descuento ante el Granada que el equipo de la franja no olvidará jamás.

El club madrileño no renovó a Sandoval, sin embargo, y el Sporting confió en él en la 2012-13 cuando marchaban 10 jornadas de Segunda y se decidió prescindir de Manolo Sánchez. El inicio fue desastroso, pero los asturianos acabarían el curso en la zona tranquila y le acabarían destituyendo el curso siguiente.

Milagros extraterrestres en Granada y Córdoba

Sería en Andalucía donde Sandoval lograría dos de las gestas más recordadas del fútbol español en forma de permanencia. La primera, en la plaza donde le tocará ahora ‘torear’, en Los Cármenes de Granada (2014-15). Cogió a un equipo a la deriva que había tenido ya tres técnicos (Caparrós, Aguado y Abel Resino), con cuatro partidos por delante y a seis de la permanencia.

Recuperó para la causa El Arabi y Rochina, que habían caído en desgracia con Abel, y logró la permanencia en Primera división empatando a puntos por el Eibar y superándole por el golaverage (aunque los armeros acabarían salvándose por el descenso administrativo del Elche).

Después, tras unas segundas etapas infructuosas en Granada y Rayo, llegaría la locura del Córdoba. En Segunda división, con 26 jornadas disputadas, a 11 puntos de la salvación… y siendo el cuarto en discordia tras Carrión, Merino y Romero. Llegó, se la pegó nada más empezar perdiendo en casa ante el Granada y lo que llegó después fue la locura máxima.

Remontó hasta 13 puntos y dejó a los blanquiverdes en la categoría de Plata tras un mercado de enero con hasta 10 fichajes entre los que se encontraba José Antonio Reyes, quien acabaría siendo clave para la gesta.

Un ‘marrón’ en plena pandemia en Fuenlabrada

José Ramón Sandoval también tuvo que vivir un episodio desagradable en plena pandemia, cuando LaLiga autorizó a retomar la competición una vez superado el confinamiento total de la población. Antes del partido de la jornada 38 que mediría a su equipo, el Fuenlabrada, y al Deportivo de La Coruña, hasta 28 miembros de la expedición dieron positivo en COVID-19.

Era una jornada, con los protocolos habituales, en horario unificado ya que Albacete, Numancia y Elche se jugaban la permanencia junto a los gallegos. Todos, menos el de Riazor se disputaron al mismo tiempo, dando paso a un mes de caos e incertidumbre.

El equipo madrileño fue confinado en el Hotel Finisterre, con reproche del CDS a LaLiga y al propio club incluido al no cumplir, al parecer, los pasos establecidos en el protocolo anti-Covid. «Nos están metiendo todas las piedras en la mochila», decía Sandoval a Radio MARCA aquellos días.

Unos días de zozobra que acabarían con el Dépor en Segunda B, con el Fuenlabrada a las puertas del playoff debido a un gol de VAR en el 95′ y con la firma de una de las páginas más convulsas de la historia del fútbol nacional.

El gran papel de revulsivo

Por las razones que sean, José Ramón Sandoval es ya, para muchos, uno de los entrenadores a los que aferrarse cuando las cosas van torcidas. O, mejor dicho, muy torcidas. Su capacidad de liderazgo, puño de hierro y pasión son los tres pilares de contagio para plantillas casi desahuciadas, como es el caso, peleando contra la historia y las estadísticas.

Porque Sandoval es el sustituto del sustituto, esta temporada en el club nazarí tras Paco López y el ‘Cacique’ Medina. La cuarta vez en su trayectoria que hace de suplente del suplente (Granada 2015, Córdoba 2018 y Fuenlabrada 2022), tras año y medio sin pisar un banquillo y ante, ahora sí, el señor de todos los retos que ha asumido.

Diez finales por delante (contando el aplazado ante el Valencia), 30 puntos en juego y a 13 de la permanencia. Con esto, y con mucho más, tendrá que lidiar este ‘obrero’ del fútbol.