Kylian Mbappé desborda felicidad. Y no lo decimos por los dos goles logrados ante el Betis. El francés está desbordado por lo que ha encontrado en Madrid, algo muy lejos de cualquiera de las expectativas marcadas antes de su aparición por la capital de España. La realidad dice que no se esperaba el recibimiento que ha tenido en su primer mes en Madrid. El delantero pensaba y asumía que tendría que pasar por un periodo de prueba para lograr convencer al madridismo, pero no ha hecho falta.
Estas primeras cuatro semanas le han servido, tras un año repleto de tensiones de todo tipo en su relación con los dirigentes del PSG y que convirtieron sus últimos meses en un pequeño infierno, para darse cuenta de lo acertado de su decisión de dejar atrás su etapa en París y dar paso a una nueva vida en el Real Madrid.
Felicidad en el paraíso
Desde el primer día en el que pisó suelo español como jugador madridista, todo han sido experiencias positivas, tanto por el lado de los seguidores del club blanco, como de todos aquellos que poco o nada tienen que ver con el Real Madrid y que han mostrado respeto hacia el francés.
Mbappé sabía que iba a tener que demostrar mucho a su llegada a la entidad blanca y lo cierto es que ha llegado con la lección bien aprendida. Pleno conocimiento de lo que es la vida en Madrid, del club, del vestuario, de sus compañeros… no ha dejado nada a la improvisación. Su equipo de trabajo ha funcionado a la perfección, pero siempre partiendo de una total y absoluta identificación por parte del francés con el nuevo escenario que le rodea.
Habla castellano como si llevara toda la vida viviendo en Chamberí, conoce el club, su historia y desde el primer día la predisposición al trabajo y a la convivencia es total y absoluta. Se maneja a la perfección ante la prensa, pero mejor lo hace todavía con sus compañeros en el día a día. Florentino y Ancelotti están encantados con él y con su aportación más allá del césped.
Dos goles liberadores
Los dos goles ante el Betis han servido para transmitir tranquilidad hacia el exterior, ya que tanto el futbolista como Ancelotti sabían que era cuestión de tiempo, aunque «quizás para otros no, pero para mí tres partidos sin marcar, sí que son muchos», confesó Mbappé tras el partido.
Carlo Ancelotti sabe lo que es dirigir estrellas consagradas y lo que en todo momento ha transmitido en los contactos mantenidos con Florentino Pérez y José Ángel Sánchez es la de haberse encontrado con un profesional diez en todos los sentidos, algo en lo que coincide con Luis Enrique, su último entrenador en el PSG:
Menos de un mes ha bastado para que nadie se acuerde del pasado y sí ver y disfrutar de un jugador que reconoce haber encontrado un paraíso buscado, pero al que las presiones de todo tipo le llevaron a dejarlo pasar en su tiempo y hora. El proceso con el PSG sigue abierto, pero el delantero quiere dar carpetazo y centrarse en lo que toca, que es disfrutar del Real Madrid.