Los fantasmas del pasado acechan a García Pimienta

El Sevilla ya trabaja con la mirada puesta en el duelo del sábado ante el Getafe, la primera de esas finales que necesita sacar adelante si no quiere meterse en problemas más serios en el arranque de temporada. Penúltimo y sin victorias. Le llega un calendario de equipos que pelearán en la zona baja a final de curso en las próximas tres jornadas. O reacciona, o cae. Y dentro de esa caída se encontrará un entrenador que ha hecho un curso intensivo de lo que significa estar en el banquillo sevillista en tiempos agitados. Porque el reto de García Pimienta no es nada sencillo. Necesita sacar resultados con un equipo que lleva tiempo sin confianza, con una plantilla con menos nivel y recursos, además de tener un ambiente social totalmente crispado. Este Sevilla es una máquina de engullir entrenadores cuando el club respira inestabilidad. Hay muchos momentos históricos en los que fijarse, como en esos finales de los 90 con dos descensos, o más recientemente, del 2017 al 2019, o las dos últimas temporadas.

¿Qué sucede? El mando del club se tambalea. Nadie va a moverle la silla al presidente, pero el deseo unánime del sevillismo está ahí. Y la oposición prepara hasta finales de año un combate diario por el poder. Esto no favorece un clima de remontada y sí de meter la cabeza bajo tierra. En la segunda etapa mencionada, con el anterior director deportivo saliendo de un Sevilla que se empaquetaba para venderse al mejor postor, el equipo tocó Europa vía Liga y se clasificó incluso para una final de la Copa, llegando también en Champions a los cuartos de la competición. Aún caminaba el Sevilla con red. Cinco entrenadores en dos años y dos directores deportivos hasta la vuelta de Monchi. El equipo iba bajando el nivel, aunque no de forma dramática. Eso ha llegado este año.

Porque esa misma red que protegía de la inestabilidad permitiría a Mendilibar levantar otro título europeo. El pacto de gobernabilidad de 2019 dio cierto orden al Sevilla, aunque siempre dependiendo en exceso de la figura de su director deportivo, persona falible y que tomó malas decisiones deportivas en los dos últimos años del Sevilla. Terminó saliendo por desavenencias con los directivos y sus nuevos adjuntos. Ahora el club navega hacia un desastre futuro en lo deportivo, ya que el económico sí ha llegado a este punto de no retorno. Tres entrenadores la pasada temporada y otros tres hace dos. La historia no deja de repetirse en Nervión. García Pimienta no sólo debe ganar en la hierba, sino hacerlo en un clima irrespirable. Una espiral que no respeta a nadie.