Hacer olvidar a Álvaro Valles. Ese es el complicado papel de Jasper Cillessen esta temporada en Las Palmas. Mientras Valles se negaba a renovar y rechazaba ofertas esperando por el Betis, Las Palmas buscaba en el mercado un portero de garantías. El holandés llegó a la isla con ese hándicap. Veteranía le sobra para soportar la presión, pero los todos los ojos han estado puestos en él desde que el presidente amarillo, Miguel Ángel Ramírez, comunicara públicamente aquello de «renovación, venta o grada» para el portero andaluz.
Cierto es que la racha de Las Palmas no se puede achacar a la portería. Ni Cillessen ni Horkas han tenido culpa alguna de las derrotas canarias en los primeros nueve partidos. Pero sí es cierto que Valles ganó muchos puntos el curso pasado con paradas imposibles e inesperadas. Y claro, la comparación siempre ha estado. Ayer por fin Cillessen pudo salir a hombros. Fue en Mestalla y ante el Valencia, equipo que llegó a pagar 35 kilos por verle jugar solo 57 partidos.
Una noche magnífica
Jasper aguantó a su equipo cuando peor lo estaba pasando. Freno el vendaval del Valencia con importantes paradas en la primera parte. Primero, un remate bajo de Dani Gómez que sacó con la pierna. Seguidamente un disparo potente de Pepelu al que responde con la mano enviando el balón a córner. También se puso en la trayectoria entre el disparo de Thierry desde el lado derecho del interior del área. Solo habían pasado 25 minutos y el holandés había evitado tres ocasiones muy claras. Unas actuaciones que posibilitaron que Las Palmas llegase con vida al descanso tras el gol de Álex Muñoz. En la segunda parte tuvo otras dos acciones salvadoras con Diego López y Foulquier como protagonistas.