El partido Valencia – Villarreal de esta jornada 33 de Liga al que el equipo blanquinegro llega con el agua al cuello para mantener la categoría trae inevitablemente a la memoria aquella derrota del submarino de 2012, clave para que bajara a Segunda. El tiempo a veces nubla los recuerdos, aunque aquel episodio nunca se ha borrado en el ánimo de la afición amarilla. También provocó una ruptura temporal de la ‘cordialidad’ que había reinado entre ambos clubes.
Este miércoles el Villarreal llega a Mestalla con opciones serias de pelear la cuarta plaza con la Real Sociedad y se mide a un Valencia que trata de evitar el descenso a toda costa. Justo la situación contraria que se vivió hace casi 11 años -el 5 de mayo de 2012- y que acabó condenando al submarino.
Aquel día se disputaba la penúltima jornada de Liga. Antes del pitido inicial, el Valencia necesitaba los tres puntos para certificar la tercera la posición que le daba el acceso a la Champions y al Villarreal le bastaba un punto para salvarse matemáticamente. La jornada -disputada en horario unificado- se empezó complicando para los blanquinegros. Un gol del Málaga en el Calderón ponía en peligro la tercera plaza. Tenía que ganar. Sin embargo, el Atlético remontó en con goles de Coke y Adrián a falta de diez minutos para el final, mientras en Mestalla continuaba el 0-0.
En ese momento (con el 2-1 del Atlético – Málaga), el empate valía a los dos equipos. Pero el Valencia no levantó el pie del acelerador. De hecho, todo el encuentro había asediado la portería de Diego López, que hizo un partidazo. Y en el minuto 92 el delantero brasileño Jonas Gonçalves marcó un gol tras una falta en el centro del campo que Aduriz convirtió en asistencia de cabeza dentro del área.
También hubo reproches para Basauri, delegado del Villarreal, y Carcedo, segundo técnico de Emery
Aquel gol, por el contexto en el que se produjo, sus consecuencias y por la propia reacción de Mestalla, sentó como un batazo en el estómago en la directiva amarilla ubicada en el palco. De hecho, supuso la ruptura de Fernando Roig con el presidente Manuel Llorente, una relación que ya venía deteriorada por las negociaciones del reparto de los derechos televisivos, en las que ambos defendían dos posturas opuestas. En medio de la tormenta, hubo otros señalados como Enrique Basauri, delegado del Villarreal, al que sus jefes reprochaban que no transmitió el mensaje de que, con la victoria del Atlético, el empate les valía a los dos equipos. No gustó, según se contaba entonces, la actitud de Juan Carlos Carcedo -era el segundo entrenador de Emery- el que más insistía desde el área técnica sobre ir por el partido. Pero es cierto que entonces había un pique casi personal entre futbolistas de ambos equipos, tras una eliminatoria de Copa en la que el Villarreal remontó un 0-2 en contra en una segunda parte en la que terminaron bailando a los blanquinegros (4-2).
Esa derrota le obligaba al equipo entonces dirigido por Lotina a esperar a la última jornada. Tenía opciones de salvarse porque recibía al Atlético en El Madrigal y, en caso de no ganar, dependía de otros dos partidos: un Rayo – Granada y un Getafe – Zaragoza. Si el Villarreal perdía y ganaban Rayo y Zaragoza, era equipo de Segunda. Aquel sábado 12 de mayo fue una de las tardes más dramáticas de la historia del club. El Zaragoza encarriló un bronco partido en la segunda mitad, merced a un ‘penalti y expulsión’ que certificó en los minutos finales con el 0-2. Así que ya todo dependía de lo que fuera capaz de hacer el Villarreal o de lo que sucediera en Vallecas. Y en tres minutos, un gol de Falcao en el 88′ (Atlético) y otro de Tamudo (Rayo) al Granada en el 91′, hundieron al submarino en Segunda.
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