Y en el barro, una pelota. Y entre los escombros, un motivo para la esperanza. Y a pesar de tanta desesperación, una imagen entrañable. A estas alturas, dos semanas después de la catástrofe, una después de que lo protagonizaran, casi toda España ha visto ya el video de Álvaro, Alejandro, Roberto e Iker (más Alexis y Valentina, que también son de la panda). El de unos niños que desafiaron a las consecuencias de las inundaciones en cuanto tuvieron un balón a su alcance. El de unos muchachos que colaboraban en las labores de limpieza con sus familias hasta que la devastación enseñó un esférico perdido al que, aprovechando un pequeño descanso, enseguida acogieron para «una pachanguita». El de unos chicos que se pusieron perdidos de fango dando unos toques que, sin ellos saberlo, les hacían eternos. Dijo Maradona que la pelota no se mancha. Y de eso Diego sabía un rato.
[embedded content]Álvaro, Alejandro, Roberto, Iker, Alexis y Valentina se convirtieron en los grandes protagonistas de lo que ya era una gala repleta de grandes protagonistas. Su presencia en la entrega de los premios MARCA correspondientes a la temporada 23-24 fue la sorpresa de un evento patrocinado por Hyundai y Moeve, que tuvo lugar en el auditorio Luis Aragonés de Ciudad del Fútbol de Las Rozas y en el que recibieron camisetas de la selección española personalizadas… entregadas por el propio Luis de la Fuente y por Santi Denia, los seleccionadores que conquistaron este verano la Eurocopa y el oro en los Juegos.
Viendo a esos niños disfrutar, me di cuenta del descomunal valor emocional que tiene un balón: el mejor invento de la historia
Resultó delicioso además que el primer galardón entregado, el Zarra de Segunda división, fuera para Peque, ahora futbolista del Sevilla, por los goles que firmó con el Racing. Porque ‘peques’ son Álvaro, Alejandro, Roberto, Iker, Alexis y Valentina, autores y cooperadores necesarios para una imagen de vida que se suma a la ola de solidaridad colectiva que ha mostrado la mejor versión de este país. El discurso para abrir el acto de Juan Ignacio Gallardo, director de MARCA, también pasó por el video en cuestión y por las consecuencias de un desastre que, afectando a todos los ámbitos, no podía dejar de afectar también al fútbol.
“En medio del barro y del caos, del sufrimiento y la pena, cuatro chavales lograban poner un paréntesis en el infierno con la simple ayuda de una pelota. Ese balón embarrado se convertía en una sencilla pero poderosa herramienta de alegría y luminosidad, de felicidad y esperanza. La tragedia y el daño siguen ahí, muy presentes (tardaremos mucho en curarnos de la profunda y dolorosa herida que nos ha provocado la dana), pero por unos segundos, viendo a esos niños disfrutar tiernamente con la pelota, me di cuenta del descomunal valor emocional que tiene un balón: el mejor invento de la historia”, explicaba Gallardo antes de hacer una confesión triste y otra alegre.
“Nos hemos encontrado con diversas circunstancias inmanejables que han impedido a algunos de nuestros protagonistas estar hoy aquí”, explicaba respecto a la primera, aludiendo a los casos de Dovbyk (“el seleccionador de Ucrania considera, con toda la razón, que la situación del país obliga al Pichichi del Girona, ahora en la Roma, a estar con el resto desde el minuto uno, haciendo piña”), Diego Conde (“vecino de Valencia, sin ánimo para galas ante la situación que estamos viviendo”), Morata (“un golpe en la cabeza le tiene hoy de pruebas médicas en Milán; las lesiones son la cara inesperada y amarga de este deporte pero hay que aceptarlas”) y Bellingham (“afectado por esa repentina alergia que le ha cogido el Real Madrid a los premios”).
La reflexión feliz, mientras, pasaba por que “nuestros ganadores hoy de la pasada temporada sean representantes de equipos que habitualmente no acaparan todos los galardones”. En ese sentido, después de repasar la lista, el director de MARCA lanzaba un mensaje para ellos. “Hay algo que me encanta de los premiados de esta edición: el carácter sencillo, afable, humilde y respetuoso de todos. No sólo sois ganadores, también sois depositarios de los valores de este deporte, cuyo recipiente es un sencillo balón. Y con vuestra forma sobresaliente de entender el fútbol, ese balón se engrandece y adquiere un brillo fascinante”, señalaba.
Presentada por nuestros compañeros Almudena Rivera y José Luis Allegue, la gala dejó momentos estremecedores como el de Martin Braithwaite conmovido al recibir el galardón al máximo goleador de Segunda división… de manos de sus padres (que habían llegado expresamente de Dinamarca). Conviene agradecer especialmente el esfuerzo hecho por el goleador, que firmó sus dianas con la camiseta del Espanyol pero que ahora mismo se desempeña en el campeonato brasileño, concretamente en las filas de Gremio. Cruzar el charco como lo hizo merecía sin duda una sorpresa como la que se llevó.
Me alegra que nuestros ganadores hoy sean representantes de equipo que habitualmente no acaparan todos los galardones
Más allá de los Pichichi, los Zamora (Unai Simón en la máxima categoría, acompañado en el escenario por el gran Iribar), los Zarra (Borja Mayoral), los Miguel Muñoz (Míchel y Borja Jiménez) o los Guruceta (Alberola Rojas y Dámaso Arcediano), conviene consignar también los galardones al favorito de la afición que en este caso fue para el bético Isco (“rendirse no era una opción”), al MVP de la selección para De la Fuente (que hizo subir a su cuerpo técnico), un trofeo especial para la olímpica (Santi también lo recogió con todos los suyos), el Fantasy MARCA que se llevó Manuel Hidalgo… y por supuesto el Jarque-Puerta al Juego Limpio y los Valores, entregado por Silvia González y Dolores Pérez, madres de los malogrados futbolistas, que para esta edición ha querido reconocer en las figuras de Álex, Bryan y Sergio “la gran labor de la Real Federación Española de Fútbol en cuanto a inclusión, integración real y responsabilidad social”.
Amenizada además por los números de pompas de Laura García, la gala se desarrolló durante algo más de una hora con Valencia siempre en el corazón y el desafío final, expresado por Gallardo, de que esos niños, “soñando con ser vosotros algún día, escapen por un momento de tanto desconsuelo”.