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Siguen empeñados en cambiar las reglas de un deporte sencillísimo de entender. Dos equipos con los mismos jugadores, un balón redondo y dos porterías. Y si me apuras ni eso, porque de aquí muchos hemos jugado con un montón de papeles rodeados de cinta adhesiva (y eso muy redondo no quedaba) y marcado goles entre dos mochilas o dos abrigos.
Pues las grandes mentes pensantes del fútbol insisten en que a esto hay que darle una vuelta, cambiar algunas reglas e introducir unas n
Además esta semana ha vuelto a aparecer en el debate Piqué con su chistera inagotable de ideas para revolucionar y mejorar el deporte. En este caso, el fútbol. No le gustan los 0-0 y propone que los equipos se lleven cero puntos si el partido acaba así. “No puede ser que vayas al estadio, te gastes 100, 200, 300 euros y el partido acabe 0-0”. Si de esa frase lo que te escandaliza es que el partido acabe 0-0, mal y no lo de antes, mal. Oye, que Piqué piensa en su negocio y en su beneficio propio y es lícito, el tío no engaña a nadie y sus ideas me gustan más que las de la IFAB. Pero me quedo con esto que le leí el otro día a Rory Smith, el jefe de fútbol del NY Times: “Siempre me ha parecido una locura que la gente del fútbol insista en que el fútbol es aburrido y que necesita cambiar mucho. Es la actividad de ocio más popular que ha existido jamás”. No parece la mejor operación de marketing, no.
No seré yo quien defienda a los entrenadores rácanos, pero no todos los 0-0 tienen que ser un insulto al fútbol. Cuando en La Elipa llevamos 40 minutos de partido y seguimos 0-0 es posible que estemos jugando el mejor partido en años. Y si llueve a cántaros, ya ni te cuento.
“Lo he buscado y sólo apareces tú en el Google pidiendo perras”. La ya mítica frase del usuario de Twitter Delfín Asturiano al estafador Paco Sanz se puede aplicar a más de uno de estos que quieren cambiar el fútbol “para que sea mejor y más entretenido para todos”. Y si les preocupa que los jóvenes se alejen del fútbol, les recordamos que muchos nos enamoramos de él porque se veía gratis en la tele y porque en las calles no había carteles de ‘Prohibido jugar a la pelota’.