
Hace años se instauró una forma de terapia e incluso de negocio por el que un paisano podía entrar en un recinto con un palo y como forma de desahogo cargarse todo lo que encontrara a su paso, ya fueran muebles, electrodomésticos o juguetes. La Fiscalía se ha apuntado a este tratamiento: durante 90 minutos, más si es antes y después del partido, se puede ser racista con Vinicius como desahogo.
Esto es lo que se desprende de la original decisión de la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona de archivar la investigación sobre los insultos racistas proferidos a Vinicius en Montjuïc en 2023. Consideran los especialistas que no queda claro si se le llamó ‘puto mono’, ‘mono tonto’ o todo se quedó en un cariñoso ‘mucho morro’.
En cualquier caso considera que nada de lo anterior queda dentro de lo que se entiende como delito de odio. No queda claro en la resolución si las expresiones fueron de humanismo, hermandad y fraternidad.
No se suspendió el partido…
Más tarde, ya instalada en Marte sin cohete, la Fiscalía argumenta que esas expresiones no provocaron un «efecto llamada» y no conllevaron la suspensión del partido.
Estas excusas se unen a las que un día esgrimieron los hermanos de gremio de la Fiscalía de Madrid. En aquella estupefaciente conclusión se determinó que se podía llamar ‘eres un mono’ a Vinicius en las afueras del Metropolitano porque existía «máxima rivalidad» y esas expresiones «duraron unos segundos». Impecable.
Ya lo saben Nico, Lamine, Vini, Reinildo, Bakambú, Foulquier, Badé y tantos otros. Vuelve LaLiga, que sí aparece destacada en la lucha contra el racismo, y vuelven 90 minutos o más abiertos al despiporre verbal. Esto es lo que hay. La Fiscalía debería investigar a la Fiscalía.