El Girona arañó un empate valioso en su visita a un estadio donde pocos rivales suelen ganar. Los catalanes llegaban al duelo colgando de un hilo por las bajas y las dudas de alguno de sus futbolistas por culpa de un virus y, también, por el poco tiempo que ha tenido Míchel para conjuntar a sus jugadores nuevos, de momento ocho, aunque todavía tienen que venir tres o cuatro más. Precisamente durante la pretemporada, el técnico de Vallecas tuvo que tirar de los jóvenes para preparar al equipo de la mejor manera y algunos de los que han despuntado en la pretemporada tuvieron en un escenario como el Villamarín, la alternativa.
Gabriel Misehouy y Iker Almena salieron por la puerta grande en su estreno en Primera después de ser los protagonistas del gol del empate a uno que sería definitivo. El neerlandés abrió el esférico hacía Almena, que encaró a Perraud y lo dejó sentado con un quiebro digno de un jugador con aplomo, personalidad y calidad. Lejos de cegarse por el gol, el extremo cedió atrás donde Misehouy llegaba para empujar el balón a la red. Y segundos después, la alegría, la euforia y el éxtasis de ambos, que no podían creer que eran los protagonistas de un debut soñado. Acabaron abrazados y casi por el suelo.
Lo que quiero es que ellos sepan que están todavía lejos de estar en un equipo profesional
Gabriel Misehouy llegó al Girona como una oportunidad de mercado para el conjunto catalán, que cazaba a una perla del plantel prolífico del Ajax, ya con el contrato terminado y avanzándose a otros equipos europeos. En su presentación, Quique Cárcel, el director deportivo del club, protegió al futbolista y pidió paciencia a los aficionados ya que con tan solo 19 años y sin experiencia a primer nivel, al neerlandés no se le podía exigir nada. Los 20 minutos del media punta dejaron boquiabierto a más de uno por su fluidez, trabajo en la presión y oportunismo desde una segunda línea en la que se movió como pez en el agua: «No quiero que el gol y la asistencia les venga bien ni que se relajen. Son jugadores que tienen muchas cosas buenas, que tienen talento pero tienen muchas cosas que mejorar. Si se quedan en el gol y que ya están, no les vamos a sacar rendimiento. Lo que quiero es que ellos sepan que están todavía lejos de estar en un equipo profesional. Son jugadores que nos tienen que ir dando poco a poco desde el trabajo», decía Míchel Sánchez después del partido.
Para Iker Almena, el de ayer no fue el primer encuentro oficial con la camiseta del Girona, y es que, en el curso pasado, el de l’Hospitalet de Llobregat pudo jugar un encuentro de la segunda eliminatoria de la Copa del Rey en el campo del Orihuela, partido en el cual asistió como contra el Betis en su debut en Primera. Almena compitió, y en teoría competirá, este curso en la 3a división RFEF con el filial blanquirrojo, algo que quiere evitar sí o sí con trabajo y grandes actuaciones siempre que su entrenador le permita jugar: «Gabriel me ha hecho la obertura y he visto claro el uno contra uno. Me ha salido bien, lo he sentado y he vuelto a ver a mi compañero. Estoy muy contento por el debut y por ayudar al equipo», comentó el extremo de 20 años, otra joya que deberá cuidar el Girona. En manos de Míchel, todo parece más fácil.